La restauración del contorno normal por lo tanto, incluye la reubicación pezón a un nuevo nivel, consistente con el resto del seno. Los procedimientos quirúrgicos para reubicar el pezón con efectividad son extremadamente variados.

Las consideraciones funcionales y estéticas también figuran en la selección de un procedimiento específico, entre ellas la localización y el grado del tejido de la cicatriz postoperatoria que estará presente en el lugar de cada incisión separada. Las incisiones más comunes están situadas alrededor de la areola, hacía abajo hasta el surco del seno formando una T invertida.

Los riesgos locales en este tipo de cirugía están esencialmente asociados con la perdida de tejido suave, que es reemplazado por tejido de cicatriz como resultado de una circulación sanguínea difícil, el cambio de lugar, o reubicación, la escisión o corte parcial, y la manipulación para conseguir el contorno adecuado, necesariamente conllevan la separación parcial de los tejidos de su fuente normal de sangre.

Si bien todos los casos muestran una gran adaptabilidad, algunos tipos de deformidades pueden requerir mayores reducciones de volumen y un cambio tan extremo de posiciones que se exceden los límites naturales del tejido. Cuando esto ocurre, los tejidos afectados se destruyen, y son reemplazados por tejido de cicatriz.

Puede ocurrir una pérdida parcial o total de la sensibilidad del pezón, según el tipo de operación que se escoja. Si bien esta pérdida es cosa de consideración significativa, debemos reconocer que el seno grande y colgante es aun menos sensitivo. La lactancia del niño, después de la mamoplastia usual de reducción es por lo general, imposible. Cuando la lactancia es una consideración importante, el cirujano puede escoger métodos alternativos.